Cae la noche, cortina dolorosa,
derramando su alquitrán por las esquinas,
dibujando rotos corazones sobre las aceras.
Cae la noche porque tú no estás a mi lado.
Yo aposté todo mi amor en un crepúsculo,
sin más, te di mi vida, francamente,
barriendo el asfalto y soplando a la luna
versos de nostalgia, haciendo de los ojos
un mundo inalcanzable, esquivando,
huyendo de lo oscuro y despiadado.
El cielo llora lágrimas de sangre,
la galaxia se enrojece y el Universo se vacía
porque ha oscurecido para siempre
y en todas partes.
Laura Moll. Océano y otros poemas (2000).
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